SÓLO PARA ENTERADOS Húbert Ochoa (twitter: @huberochoa) Destacado
- Escrito por Húbert Ochoa
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ESTO ES PODER, NO CHINGADERAS
Célebre en el inframundo como El chaquiste, Alejandro Gamboa López es un personaje singular y no precisamente porque de él se conozcan obras de filantropía. Su caso bien podría ser como una telenovela del canal de las estrellas en la que la muchacha pueblerina, del barrio, de pronto llega a la capital, se emplea de sirvienta en una lujosísima mansión y el dueño se enamora de ella. La desdicha se transforma en su antónimo.
No es descubrir el hilo negro o el agua tibia hablar de la vida pública de Alejandro Gamboa López.
Es vox pópuli que antes de hacerse de uno de los capitales más escandalosos en Chiapas no pasaba de empleado insignificante del Partido Revolucionario Institucional. Ciertamente su trabajo de fotocopiador lo desempeñaba con habilidad. También diestro para cargar las maletas de los políticos y funcionarios de primer nivel. Era, literalmente dicho, un pelagatos.
Quienes conocen el pasado de Gamboa López afirman sin vacilaciones que francamente sentían una compasión infinita al verle deambular en las oficinas gubernamentales.
Sus ropas lucían muy derruidas por el andar del tiempo. Sus zapatos visiblemente carcamales. Él, siempre desaliñado y ojeroso, con la boca reseca producto del hambre, se mostraba atento, vivaracho y diligente para ganarse unos pesos y, obviamente, la simpatía que más tarde le permitiría alcanzar la omnipotencia durante un sexenio.
Porro amaestrado por Julián Nazar Morales, éste uno de los militantes más viejos de la cantera priísta, reconocido porque la suerte le ha sonreído aunque de él se diga lo que se diga, Gamboa disfrutó seis años de esplendor y después de los días sombríos de sed y hambruna tocó la gloria.
Del haraposo intendente y office boy que iba por las tortas y los refrescos de las secretarias del vetusto edificio tricolor, pasó a ser “el señor Gamboa”.
Si no sabe lo que es la deontología, menos lo que es la convicción política. Así, Gamboa López tiene credencial del PRI. Fue regidor del municipio de Atizapán de Zaragoza, estado de México, del Partido Verde Ecologista de México y al mismo tiempo estaba enchufado en la nómina del ayuntamiento priísta de Tuxtla.
En 2010 se convierte en dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática en Chiapas impulsado por Nemesio Ponce Sánchez, el amo del sabinato y con más poderes que la Santísima Muerte, la deidad de los narcotraficantes.
Inicialmente dueño de un cibercafé llamado la Canica azul en sociedad con su hermano Antonio, Alejandro Gamboa López tuvo visa de impunidad en esa administración.
Su picaporte en palacio de gobierno sólo conoció el límite que le marcó en raras ocasiones el entonces subsecretario Nemesio Ponce Sánchez. Operó las más sucias canalladas políticas y perversidades policiales, como el encarcelamiento de Walter León Montoya y del maestro en derecho Horacio CulebroBorrayas, dos luchadores sociales identificados por su pulcritud, su valentía y su capacidad de convocatoria en las masas populares.
EL CASO LOLA
Alejandro Gamboa López exhibió el éxtasis del poder en un evento bochornoso e insultante para los chiapanecos, justamente aquí en donde están localizados los diez municipios del sureste con mayores niveles de pobreza, ya que la entidad atraviesa un rezago de 50 años.
Lola es una fina perra de raza frenchpoodle propiedad de Alejandro Gamboa López. El animal se extravió por dejadez de sus cuidadores. Gamboa cayó en una profunda depresión. Incuso se dice que un psicólogo le habría recetado medicamentos para calmar su angustia. Con Lola corría y juguetea por los extensos jardines de una de sus residencias.
Sendas mantas fueron colocadas en toda Tuxtla en donde se anunciaba la infausta noticia y se ofrecía suculenta recompensa a quien proporcionara datos o bien regresara a la hermosa can que, se sabría después, era (o es) alimentada con salmón ahumado, mientras que el salario mínimo de un obrero no alcanza ni siquiera para la canasta básica.
Esto es poder, no chingaderas, se le escuchó decir en más de una ocasión porque sus excesos sólo provocaban risas y comentarios chabacanos en las entrañas de palacio.
Con jugosas cuentas bancarias presuntamente en el banco HSBC, Gamboa usó de manera grosera y discrecional los recursos del PRD y tramó la imposición en la columna vertebral del partido de Luis Raquel Cal y Mayor Franco, otro de los alcahuetes de ese sexenio.
En julio de 2012, ya en el ocaso del sexenio, fue designado titular de la Secretaría de Desarrollo y Participación Social ejerciendo una función bajo sospecha, con un tufo horrible a corrupción dada la fama que le precede.
Cacareó una amistad inexistente con el gobernador Manuel Velasco Coello. “Es mi íntimo amigo; yo le ayudé a ganar; soy como su hermano; es mi brother”, señalaba a inexpertos contertulios. Todo era una farsa para agradar y sorprender porque los bagazos del pasado hedían a carroña.
En 2015 nos resultó un consumado e impoluto demócrata de izquierda. A bocajarro decía que el proyecto de Francisco Rojas era la mejor opción para Tuxtla y que por eso corría a su lado.
Junto al señorpacomoches, advertía Gamboa, contribuiría a la gobernabilidad, el desarrollo y la defensa de los Derechos Humanos.
Charros.
(Este es un breve relato que ofrezco al lector para que no se olvide de cómo los sujetos del sexenio pasado saborearon las mieles del poder hasta embriagarse en ellas).
IMITAN LA MODA DEL GÓBER
Cuando Luis Echeverría Álvarez usó la guayabera de cuatro bolsas siendo presidente de México, todos sus lacayos lo imitaron. Hace poco Sabines puso de moda las sabineras, unas camisas con rayas gruesas bordadas de colores al frente. Sí estaban bonitas, pero carísimas. De tal suerte que hasta un empleado de poca monta quería traer una sabinera puesta y que se la viera el gobernador para que éste le hiciera un guiño de ojo muy coqueto.
Al gobernador Velasco le ha dado por hablar de frente a la gente de forma innovadora. Y para ello le colocan una tarima en el centro del escenario y todos a su alrededor le escuchan bien y le ven. Él va circulando en medio de esa tarima y se crea una sinergia de comunicación muy padre, fantástica, porque al gobernador le permite ver a todos de frente, a los ojos. Al gobernador Velasco le queda bien ese estilo fresco, de verdad. Es un joven atlético.
Pero resulta que ahora cualquier pinchaúvas que se cree político de altos vuelos le ha copiado la moda al gobernador Velasco. ¿Y si el jefe come fuego? Sean originales, por favor. Eso es lo que lleva al pueblo al hartazgo.
El último fue el impopular alcalde de San Cristóbal. El espurio alcalde Marco Cancino llenó de acarreados la plaza de toros La Coleta y él se puso al centro dando vueltas como loco hasta quedar mareado y nadie lo peló. Dicen que fue su primer informe de gobierno municipal.
Pero si la ex- bella San Cristóbal es un desastre.
NORTES
USTED, como yo, estoy seguro que se abraza de Morfeo con profundo placer y a piernas sueltas. Podemos dormir tranquilos sabiendo que nuestra seguridad está en buenas manos. Y eso se lo debemos al procurador Raciel López Salazar, un alfaquí del Derecho. Por algo Chiapas es el estado más seguro. Genial eso…ESTODO.